Diálogos Alcoyanos (V): Casetas de Consumos

El periódico «La Patria Chica» incluía entre sus páginas una sección titulada «Diálogos Alcoyanos», en la cual, con algo de humor, recreaban conversaciones entre dos personas sobre los temas de actualidad y quejas dirigidas al gobierno municipal. Estos extractos nos sirven para conocer las preocupaciones cotidianas de aquel momento, y de una manera más cercana.


En esta ocasión, se nos presenta por primera vez a un personaje italiano que llega a la ciudad atravesando las casetas de consumos, y acaba teniendo una discusión por la cantidad de veces que se le para en ellas.

(En la la caseta de consumos próxima á la estación.)
– Para tartanero. ¿Llevas algo de pago?
– No señor.
(Después de mirar detenidamente el interior del carruage y con satisfacción verdaderamente administrativa, cerrando la portezuela.)
– Adios. ¡Aaarre!
– Puedes ya mover.
(En la caseta de consumos próxima al cuartel.)
– Para tartanero. ¿Llevas algo de pago?
– No señor.
(Después de mirar detenidamente el interior del carruage y en el colmo de la satisfacción municipal, cerrando la portezuela,
– Puedes ya mover.
– Adiós ¡Aaaarre!
(En el el fielato del puente, próximo a la carretera de Bañeras.)
– Para tartanero. ¿Llevas algo de pago?
– No señor.
(Después de mirar detenidamente el interior del carruage y con sonrisa de empleado que ha cumplido con su deber, cerrando la portezuela.)
– Puedes ya mover,
– Adios. ¡Aaaarre!

Caseta de consumos junto al Puente de la Petxina

(En la casa de consumos á la entrada del puente de Cristina, distante 23 centímetros de la anterior.)
– Para tartanero. ¿Llevas algo de pago?
(Asomando una rizada cabeza parlante, por una de las portezuelas.)
– Estar ya farto de la pregunta signore empleato cócora; el infelice tartaniero non portare de pago may que este disgrasiato viajante italiano di sésmolas é macarronis, que porta de la ferrocarrilera el mio conductore al Hoteli de D. Lorenci Rigalo, é ser una escandalera y una tomatura di pelo esa pregunta maledeta.
– Dispense Vd. señor extranjero; comprendemos los mismos empleados, lo mucho que se molesta al público al detenerle cuatro veces en el corto trayecto que media de aqui á la Estación para ver, si se lleva algo de consumo; pero no hay más remedio que hacer lo que nos mandan,
– Pos ser eso une, soba irresistible; ¿para qué tantí barraca?
– Señor, es que hay varios caminos para entrar el matute.
– E le matute ser los empleatos: esto es inaguantabilo.
– Lo comprendo señor, lo comprendo: y para que vea Vd. que le hablo con franqueza, le diré que en esta caseta no había necesidad de haber detenido la tartana, porque desde la época en que era alcalde D. Fabián Pascual, tenemos orden de no registrar los carruages que vienen por la carretera
de Concentaina en esta caseta, pero como (bajando la voz para que no lo oiga el conductor), como el tartanero este, se dedica algo al matute, por eso le hemos detenido la tartana por cuarta vez.
– E á un tres veces ser una atrocitate. Tanti empleato in tan corta trayectoria, estare di sobre-mesa á salute dil pobre póblo. E yo, ser mucho pillastre é comprendere al instanto el porque
di tanto portaleri. In la eleccionanda estere la madri de la cordera. Vótis, vótis, pera asegurare la verga monisipaliera.
– Permita Vd. que le diga señor extranjero, que está tocando Vd. el violón; aqui en España los alcaldes no necesitamos votos; por que somos tan dinásticos que se nos sirven de Real Orden
– E pero no á la tenienta Alcaldería y Concejales que ser nomenatos per milacros de les urnis, llamato sufragio universale. Empleato, non me la pasis. Tú ser gati correguto é yo ser más. Il abuso di tanta pregunta non lo comporto; yo darí conte al mui caro amico y afamato mediquero D. Domingo Espinosa, que le conocí in la Niza Españole, in Valencha, y man dito que es concejalero, é le suplicaré, qui fasa una interpelacione in Ayuntamiento, sobre este desgavello di tanta barraca consumera en una kilometra escasi di terreno. Qui quieri voti, que sen compri, qui van tan baratis cum les figas. In un cuireto de vinarra, guañí yo unes eleccionis. S’acabato empleato: non escolto dotorías é tu tenere moltas.
– Che tertanero móu apresa y andute á escape á esta Italiá de Rusafa, per que si li seguim obrín la orella, así mos toquen les nón de la nit.
– Adios pues.
– Adios.
– ¡Aaaarre! ¡Cordobesaaa! ¡Au, au, au, au!

La Patria Chica, 2 de junio de 1898

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